Teresita de Lisieux en Misión por el Perú
A iniciativa de la familia carmelitana y en el marco del centenario de la llegada de los carmelitas Descalzos, “las Reliquias de Santa Teresita del Niño Jesús”, visitarán el Perú desde setiembre a noviembre del 2011. Santa Teresita nos motivará a conocerla y a descubrir el Evangelio vivo de su doctrina, basada en el amor y la confianza.
Sus Reliquias son memoria viva de una vida que sigue labrando el terreno de nuestra existencia, aún después de su partida. Ella trascendió en su obra, en su misión de vida y en su actitud contemplativa, demostrándonos que la vida a más allá de toda dimensión de cuerpo. En todos os lugares sus reliquias han sido acogidas por multitudes. Numerosas gracias han acompañado todos los viajes y se ha reavivado entre los fieles el sentido de identidad cristiana y de pertenencia a la Iglesia Católica.
Oración en la Visita al Perú de las Reliquias de Santa Teresita del Niño Jesús
¡Oh Dios, que has prometido tu Reino
A los humildes y sencillos!
Te bendecimos porque nos llenas de alegría con la
Visita a nuestro Perú de las Reliquias de Santa Teresita el Niño Jesús.
Ella con un cuerpo frágil como el nuestro,
Se sintió lanzada a velas desplegadas
Por los mares de la confianza y del amor:
Ayúdanos a emprender también nosotros
El “caminito” a la santidad que ella nos enseñó.
Ayúdanos a comprender que hemos nacido para el
Amor; para ser como ella, en el Corazón de la Iglesia, el amor.
Que su presencia entre nosotros,
Bendiga a nuestras familias, enseñe el amor verdadero a nuestra juventud, conforte a quien sufre, acompañe a los sacerdotes en su vida y ministerio, traiga abundantes vocaciones a su Carmelo y a toda la Iglesia.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
“AÑO DE LA CORRIENTE DEL SANTUARIO”
Santa Teresita del Niño Jesús en la enseñanza del Padre José Kentenich
El 18 de noviembre del 2011 las reliquias de Santa Teresita del Niño Jesús visitarán el Santuario de Schoenstatt de Trujillo. Preparémonos espiritualmente para recibir esta gracia.
1. La Infancia Espiritual
El P. Kentenich insistía mucho, que nos tenemos que hacer niños ante Dios. Es algo difícil en un mundo donde pocos pueden hacer la experiencia humana de un papá bueno. El que ama a María como a su Madre, también se siente más hijo de Dios. Nuestro P. Fundador, encontró en Santa Teresita, un ejemplo de alguien que sabía amar a Dios como un niño, sabía dejarse ayudar y guiar por Él. No importa tanto nuestro esfuerzo, sino el amor del Padre, que nos engrandece. En el libro “La santificación de la vida diaria” dice en la p. 44:
El lenguaje sencillo y expresivo de Santa Teresita ha encontrado imágenes acertadísimas. Una vez habla del ascensor de la santidad. Ella se encuentra abajo, al pie del monte de la perfección, como un niño pequeñito, con firme confianza: “…yo quería subir a la cumbre, pero me es imposible”. ¿Qué hace? Extiende sus brazos y pide a su Padre de allá arriba que venga por ella. Y el Padre la levanta en sus brazos omnipotentes y la eleva como en un ascensor, y no solo hasta las gradas del trono, no, sino hasta su mismo corazón divino.
O habla de la escalinata de la santidad. Es una escalinata alta y ella está al pie como un niño pequeñito. Sin cesar trata de subir gateando, pero se cae y resbala. ¿Cómo llegará arriba? Sus incesantes tentativas, pero también sus ruegos y plegarias llenas de confianza, fuerzan el corazón de Dios; Dios la recoge y la sube arriba; ella solo tiene que asirse fuerte y cooperar. ¿No desempeña en todo esto la acción de Dios el papel principal? ¿Y no existe al mismo tiempo una intensa actividad propia? Santa Teresita no confiesa un quietismo inmóvil; ella también pone de su parte su trabajo, pero no considera ni aprecia muy altamente este trabajo propio. Santa Teresita estaba vacía de sí misma.
2.Capital de gracias
Santa Teresita sufría muchas veces en silencio y lo ofrecía a Dios:
“Por el sufrimiento se salvan más almas, que por los más brillantes sermones” Sta Teresita en: La santificación, p.126
Santa Teresita refiere de sí misma: “Una santa religiosa de la comunidad tenía antes el don de desagradarme en todo. Pero me apliqué a hacer por aquella hermana lo que hubiera hecho por la persona más querida. Cada vez que la encontraba, rogaba a Dios por ella ofreciéndole todas sus virtudes y meritos. Conocía que esto agradaba mucho a mi Jesús. Procuraba además hacerle cuantos favores podía; y si me asaltaba la tentación de responderle de modo desagradable, me daba prisa en dirigirle una cariñosa sonrisa, intentando desviar la conversación. Muchas veces, cuando la tentación era demasiado violenta y podía esquivarla sin que ella lo advirtiera, huía como un soldado desertor. –En esto, me dijo ella un día con aire de gozo: “Hermana Teresa del Nino Jesús, ¿quiere decirme que atractivo halla en mi? ¡No encuentro una sola vez sin que me dirija su más graciosa sonrisa!” en: La santificación p. 21
Preparémonos a su visita a Trujillo, reflexionando:
1. ¿En qué situaciones me esfuerzo mucho, sin lograr casi nada? ¿Cómo puedo dejarme levantar por el Padre Dios en esta situación?
2. ¿Qué sufrimiento puedo entregar a Dios y para qué?
3. ¿Qué persona me desagrada? ¿Qué puedo hacer por ella, siguiendo el ejemplo de Santa Teresita?
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