martes, 10 de mayo de 2016

Comentario a la Exhortación Apostólica “La Alegría del Amor” del Papa Francisco – P. Reinaldo Nann


 
Es un documento amplio de la máxima autoridad eclesiástica. Mira con realismo la situación actual del matrimonio y las familias. Ilumina y orienta hacia el Ideal de la familia. No cambia la doctrina ni las normas pero las interpreta con misericordia e invita a discernir cada caso. Abre ciertas puertas para matrimonios en situaciones irregulares, de hacer ciertos pasos para su plena integración en la iglesia, ya que nunca dejaron de pertenecer a ella. Hay que leerlo paso a paso para crecer en el amor y acompañar a las familias de hoy.

Su contexto: Una exhortación apostólica es un documento del Papa, que anima a toda la iglesia acerca de un tema, sin tocar la doctrina de la iglesia. Su título son las primeras dos palabras del texto: “La Alegría del Amor”. Fue publicada en abril 2016 y recoge el trabajo de dos sínodos de los obispos sobre la familia en octubre 2014 y octubre 2015, por eso es una exhortación apostólica postsinodal.

Sus objetivos: Resume la doctrina de la iglesia sobre el matrimonio y la familia y quiere presentarla de una manera cercana y motivadora a la gente. Quiere motivar a renovar la pastoral familiar para preparar y acompañar a los matrimonios y familias, sanando heridas con misericordia. Reconoce el difícil ambiente hoy para las familias y se preocupa tanto de no rebajar la gran riqueza del sacramento del matrimonio como de ver cada caso en particular, todo un capítulo habla de los casos “irregulares”. Nadie es excomulgado, hay que darles su lugar en la iglesia. Hay que ver cada caso, no solo juzgarlos por la ley general. La iglesia debe ser madre misericordiosa con ellos.

Su contenido se desarrolla en más de 200 páginas y nueve capítulos:

1.       El matrimonio y la familia en la Biblia

2.       La situación actual de las familias

3.       La enseñanza de la iglesia

4.       El amor en el matrimonio

5.       El amor en la familia

6.       Caminos pastorales

7.       Educación de los hijos

8.       Situaciones especiales

9.       Espiritualidad familiar

El documento es una mirada realista a la familia de hoy:

La mira desde la realidad, “en toda su complejidad, en sus luces y sombras” (32). En el contexto actual, marcado por un “individualismo exasperado… el ritmo actual de vida” (33),  “una cultura de lo provisorio… el narcisismo” (39), donde todo se vuelve descartable, hasta la pareja. Esto ha creado cierto temor de casarse, de tomar decisiones para toda la vida. Por eso hay más parejas que conviven, sin casarse y más parejas que se separan y se vuelven a unir a otras personas, con todo el sufrimiento, que esto puede significar para las personas y los hijos. Menciona también a las uniones homosexuales (Hay que respetarles como personas, pero para la iglesia no son matrimonios ni familias). También menciona la violencia familiar, la falta de trabajo o su sobrecarga, las migraciones y la miseria como situaciones agravantes. En todo este contexto el matrimonio y la familia están en una crisis grave. Ya “no queda un estereotipo de la familia ideal sino un interpelante collage”(57). Pero a pesar de ello el documento no es pesimista, sino ve a estas realidades como un desafío para evangelizar.

Más que una norma, El Papa presenta el ideal de la familia.

Aunque es muy difícil de alcanzar, nos orienta a donde dirigir los pasos. El Padre José Kentenich, fundador de Schoenstatt, trabajó mucho con ideales personales y de grupos. Según él, el ideal es como una estrella: Nos guía en el camino, nos acercamos cada vez más, aunque en esta vida no la podamos alcanzar en su totalidad. No es una norma. Una norma hay que cumplir, si no la cumples, estás en pecado. Me parece, que el Papa ve el matrimonio y la familia más como un ideal, que como una norma. No quiere bajar para nada el ideal, tiene que brillar como una estrella, para iluminar el camino. Sin embargo, hay que aceptar, que muchos no llegarán a su plenitud. No importa, con tal que sigan en la dirección correcta, que hagan un paso más desde donde estén, el  ideal te muestra el camino. No se mide tanto si estoy o no estoy en pecado grave (si cumplo o no cada norma) sino si estoy en camino hacia mi ideal, o si voy por otro camino, alejándome de él.  En este sentido unos convivientes, que se preocupan de vivir la fidelidad pueden estar en el camino correcto, aunque todavía lejos del ideal, pueden hacer pasos hacia Él. Se valora más lo positivo de su intención, que el hecho de su situación objetiva de pecado. 

Sin embargo deben de haber comunidades en la iglesia, que se esfuerzan de vivir este ideal, como modelo y orientación para los demás. Ellos son llamados a ser los sujetos principales de la pastoral familiar, preparando y acompañando a novios y matrimonios en su camino.

El documento da orientaciones muy concretas y motivadoras como vivir el amor en familia, que pueden iluminar y orientar a todas las familias en su búsqueda de crecer en el amor. El matrimonio es presentado como una alianza de amor y fidelidad. (66).

 

El Papa no baja las exigencias para el matrimonio ni las consecuencias para los que no viven según las normas. Sin embargo ve con misericordia a cada caso y no quiere excluir a nadie de la comunión con la iglesia.

“Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre”. El Papa no puede contradecir a la Biblia, ni cambiar totalmente la enseñanza anterior de la iglesia. Sin embargo las interpreta en un nuevo contexto: El contexto de la misericordia. Cada norma tiene su excepción. Hay casos especiales, donde objetivamente la persona está en pecado grave, sin embargo subjetivamente puede ser que no: por su historia personal y ciertos factores atenuantes. Se necesita un discernimiento en cada caso, es bueno consultar un confesor. No es el sacerdote, que permite ciertas cosas fuera de la ley, sino la consciencia de cada uno decide, que paso concreto se puede dar en este caso concreto.  

El Papa abre una puerta, para que personas en situaciones irregulares puedan comulgar.

Según la norma de la iglesia: Todos los que no están en pecado grave. La convivencia sexual con una pareja, con la que no estoy casado por la iglesia, es considerada un pecado grave. Y como persiste el pecado, la confesión no me lo puede quitar. Esto significa, que los divorciados, que no se vuelven a unir con otra persona sexualmente si pueden comulgar. También las personas que conviven, pero ya no tienen relaciones sexuales por edad, enfermedad o voluntad propia, si pueden comulgar, porque no están en pecado grave.

Aparte de estos casos, el Papa abre una puerta nueva. Dice, que “no todos, los que se encuentran en alguna situación así llamada irregular, viven en una situación de pecado mortal” (301). A muchos nos hubiera gustado, que el Papa sea un poco más específico aquí, dando ejemplos de casos específicos.  Las situaciones irregulares, que se nombran en el documento son los convivientes y los separados vueltos a casar. Y para ellos el Papa abre la puerta para el discernimiento: Depende de cada caso, pero si llega a la conclusión, que en este caso no hay pecado mortal, podría comulgar.

La norma general necesita ser más inculturada. Cada país o región debería estudiar la situación del matrimonio y de la familia en su área y aplicar la norma en este contexto, para que pueda ayudar mejor a las situaciones concretas.

Invito a todos de estudiar paso a paso este documento. Habrá orientaciones para todos, para crecer en el amor en pareja y en familia. No se preocupen de lo que no entienden, más bien busquen a vivir lo que pueden entender. Invito a las personas en situaciones especiales de leer el capítulo 8 y discernir, que paso más pueden hacer también Ustedes hacia el Ideal. Existe también la posibilidad de una nulidad del primer matrimonio. Los procesos para tales casos son ahora mucho más accesibles y agiles en todas las diócesis. Invito a mis colegas sacerdotes de estudiar el documento y tratar con misericordia a los matrimonios y familias, ayudándoles a discernir sus casos y acompañándolos en sus dificultades y alegrías. Nos falta a desarrollar una verdadera pastoral familiar.