Es un documento amplio de la máxima autoridad eclesiástica.
Mira con realismo la situación actual del matrimonio y las familias. Ilumina y
orienta hacia el Ideal de la familia. No cambia la doctrina ni las normas pero
las interpreta con misericordia e invita a discernir cada caso. Abre ciertas
puertas para matrimonios en situaciones irregulares, de hacer ciertos pasos
para su plena integración en la iglesia, ya que nunca dejaron de pertenecer a
ella. Hay que leerlo paso a paso para crecer en el amor y acompañar a las
familias de hoy.
Su contexto: Una
exhortación apostólica es un documento del Papa, que anima a toda la iglesia
acerca de un tema, sin tocar la doctrina de la iglesia. Su título son las
primeras dos palabras del texto: “La Alegría del Amor”. Fue publicada en abril
2016 y recoge el trabajo de dos sínodos de los obispos sobre la familia en
octubre 2014 y octubre 2015, por eso es una exhortación apostólica postsinodal.
Sus objetivos: Resume
la doctrina de la iglesia sobre el matrimonio y la familia y quiere presentarla
de una manera cercana y motivadora a la gente. Quiere motivar a renovar la
pastoral familiar para preparar y acompañar a los matrimonios y familias,
sanando heridas con misericordia. Reconoce el difícil ambiente hoy para las
familias y se preocupa tanto de no rebajar la gran riqueza del sacramento del
matrimonio como de ver cada caso en particular, todo un capítulo habla de los
casos “irregulares”. Nadie es excomulgado, hay que darles su lugar en la
iglesia. Hay que ver cada caso, no solo juzgarlos por la ley general. La
iglesia debe ser madre misericordiosa con ellos.
Su contenido se
desarrolla en más de 200 páginas y nueve capítulos:
1.
El matrimonio y la familia en la Biblia
2.
La situación actual de las familias
3.
La enseñanza de la iglesia
4.
El amor en el matrimonio
5.
El amor en la familia
6.
Caminos pastorales
7.
Educación de los hijos
8.
Situaciones especiales
9.
Espiritualidad familiar
El documento es una mirada
realista a la familia de hoy:
La mira desde la realidad, “en toda su complejidad, en sus
luces y sombras” (32). En el contexto actual, marcado por un “individualismo
exasperado… el ritmo actual de vida” (33),
“una cultura de lo provisorio… el narcisismo” (39), donde todo se vuelve
descartable, hasta la pareja. Esto ha creado cierto temor de casarse, de tomar
decisiones para toda la vida. Por eso hay más parejas que conviven, sin casarse
y más parejas que se separan y se vuelven a unir a otras personas, con todo el
sufrimiento, que esto puede significar para las personas y los hijos. Menciona
también a las uniones homosexuales (Hay que respetarles como personas, pero
para la iglesia no son matrimonios ni familias). También menciona la violencia
familiar, la falta de trabajo o su sobrecarga, las migraciones y la miseria
como situaciones agravantes. En todo este contexto el matrimonio y la familia
están en una crisis grave. Ya “no queda un estereotipo de la familia ideal sino
un interpelante collage”(57). Pero a pesar de ello el documento no es
pesimista, sino ve a estas realidades como un desafío para evangelizar.
Más que una norma, El
Papa presenta el ideal de la familia.
Aunque es muy difícil de alcanzar, nos orienta a donde
dirigir los pasos. El Padre José Kentenich, fundador de Schoenstatt, trabajó
mucho con ideales personales y de grupos. Según él, el ideal es como una
estrella: Nos guía en el camino, nos acercamos cada vez más, aunque en esta
vida no la podamos alcanzar en su totalidad. No es una norma. Una norma hay que
cumplir, si no la cumples, estás en pecado. Me parece, que el Papa ve el
matrimonio y la familia más como un ideal, que como una norma. No quiere bajar
para nada el ideal, tiene que brillar como una estrella, para iluminar el
camino. Sin embargo, hay que aceptar, que muchos no llegarán a su plenitud. No
importa, con tal que sigan en la dirección correcta, que hagan un paso más
desde donde estén, el ideal te muestra
el camino. No se mide tanto si estoy o no estoy en pecado grave (si cumplo o no
cada norma) sino si estoy en camino hacia mi ideal, o si voy por otro camino,
alejándome de él. En este sentido unos
convivientes, que se preocupan de vivir la fidelidad pueden estar en el camino
correcto, aunque todavía lejos del ideal, pueden hacer pasos hacia Él. Se
valora más lo positivo de su intención, que el hecho de su situación objetiva
de pecado.
Sin embargo deben de haber comunidades en la iglesia, que se
esfuerzan de vivir este ideal, como modelo y orientación para los demás. Ellos
son llamados a ser los sujetos principales de la pastoral familiar, preparando
y acompañando a novios y matrimonios en su camino.
El documento da orientaciones muy concretas y motivadoras
como vivir el amor en familia, que pueden iluminar y orientar a todas las
familias en su búsqueda de crecer en el amor. El matrimonio es presentado como
una alianza de amor y fidelidad. (66).
El Papa no baja las
exigencias para el matrimonio ni las consecuencias para los que no viven según
las normas. Sin embargo ve con misericordia a cada caso y no quiere excluir a
nadie de la comunión con la iglesia.
“Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre”. El Papa
no puede contradecir a la Biblia, ni cambiar totalmente la enseñanza anterior
de la iglesia. Sin embargo las interpreta en un nuevo contexto: El contexto de
la misericordia. Cada norma tiene su excepción. Hay casos especiales, donde objetivamente
la persona está en pecado grave, sin embargo subjetivamente puede ser que no:
por su historia personal y ciertos factores atenuantes. Se necesita un
discernimiento en cada caso, es bueno consultar un confesor. No es el
sacerdote, que permite ciertas cosas fuera de la ley, sino la consciencia de
cada uno decide, que paso concreto se puede dar en este caso concreto.
El Papa abre una
puerta, para que personas en situaciones irregulares puedan comulgar.
Según la norma de la iglesia: Todos los que no están en pecado grave. La convivencia sexual con
una pareja, con la que no estoy casado por la iglesia, es considerada un pecado
grave. Y como persiste el pecado, la confesión no me lo puede quitar. Esto
significa, que los divorciados, que no se vuelven a unir con otra persona
sexualmente si pueden comulgar. También las personas que conviven, pero ya no
tienen relaciones sexuales por edad, enfermedad o voluntad propia, si pueden
comulgar, porque no están en pecado grave.
Aparte de estos casos, el Papa abre una puerta nueva. Dice,
que “no todos, los que se encuentran en
alguna situación así llamada irregular, viven en una situación de pecado
mortal” (301). A muchos nos hubiera gustado, que el Papa sea un poco más
específico aquí, dando ejemplos de casos específicos. Las situaciones irregulares, que se nombran en
el documento son los convivientes y los separados vueltos a casar. Y para ellos
el Papa abre la puerta para el discernimiento: Depende de cada caso, pero si
llega a la conclusión, que en este caso no hay pecado mortal, podría comulgar.
La norma general
necesita ser más inculturada. Cada país o región debería estudiar la situación
del matrimonio y de la familia en su área y aplicar la norma en este contexto,
para que pueda ayudar mejor a las situaciones concretas.
Invito a todos de
estudiar paso a paso este documento. Habrá orientaciones para todos, para
crecer en el amor en pareja y en familia. No se preocupen de lo que no
entienden, más bien busquen a vivir lo que pueden entender. Invito a las
personas en situaciones especiales de leer el capítulo 8 y discernir, que paso
más pueden hacer también Ustedes hacia el Ideal. Existe también la posibilidad
de una nulidad del primer matrimonio. Los procesos para tales casos son ahora
mucho más accesibles y agiles en todas las diócesis. Invito a mis colegas
sacerdotes de estudiar el documento y tratar con misericordia a los matrimonios
y familias, ayudándoles a discernir sus casos y acompañándolos en sus
dificultades y alegrías. Nos falta a desarrollar una verdadera pastoral
familiar.